Tuvimos mucho trabajo, el viaje fue agotador, pero llegamos allá y realmente sentimos que valió la pena y el esfuerzo.
El pueblo era sin igual, lleno de murales y de magia, envuelto en la poderosa energía Andina.
Demás está decir que volví loca del valle, pintando cactus y sauces en las murallas de mi casa, tejiendo cactus y flores para cubrir mi reloj de pared.
Pero aún sentía que no podía transmitir la paz y la belleza en su totalidad de aquel hermoso lugar.
Así que recordé lo refrescante y rico de el agua del canal y la felicidad que sentí ahí.
Así que recordé la carita de mi Sofí, y recordé esas aguas diáfanas . . .
Esta es la versión que más me gusta, vectores y pinceles con los colores que más recuerdo del Valle querido.
Y Para asegurarme de transmitir toda la belleza del Valle, cité a la Gran Poetisa nacional Gabriela Mistral, a quién pudimos entender su trabajo estando en su tierra, bajo el mismo sol, cobijándose en los mismos cerros, encandilados por las misma estrellas.
Saludos!
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